Hace días acepte mi destino, el inevitable destino de morir en tus manos. Sabia de ante mano que no sentirías nada por mi, pero quise arriesgarme, tratar de que sintieras algo por mi, que me consideradas como algo en tu vida y por un momento pensé que mi sueño se había hecho realidad; yo una persona que odia todo lo que le rodea, a la cual no le importa pasar por sobre los demás había logrado que me quisieras… que me consideraras parte de ti…
Y ahora me encuentro en esta situación, entre tus brazos sonriéndote como tonto y sin poder decirte nada, sin poder hacerte las millones de palabras que pasaban por mi cabeza, solo sonriéndote con una comprensiva sonrisa.
Siento como la vida se me va, como poco a poco mi respiración va disminuyendo y mis ojos cerrándose poco a poco, la última imagen de mi vida fueron tus lágrimas… las lagrimas que caían por mi… después de todo si te enamoraste de mi y nada me pudo hacer mas feliz.