...
Ficha 2
Ficha 1
Recuerdos de una noche
Chupaba, lamía y giraba lentamente su fuerte lemgua alrededor de la punta del pezón, tomándoselo con toda calma. Sentía la agradable pesadez de su miembro que se agrandaba e hinchaba. Ella, se había soltado la cinta que le mantenía su cabellera atada; y cuando él se inclinó hacia arriba cayó por su cara como si fuera una cortina.
Mercedes desató las cuerdas de su camisa, y su respiración se volvió a acelerar en cuanto deslizó su mano para cubrir su otro pecho. Extendió los dedos por él, y después lo acarició suavemente con el dorso de las uñas, a la vez que le iba pellizcando el otro. Ella se movía inquieta y se estremecía de placer mientras él jugaba. De pronto sintió el sol caliente en su espalda repentinamente desnuda.
- Edmond - murmuró atrayéndolo hacia su cara, apartándolo de sus pechos pra poder mirarle a los ojos.
su expreción lo llenó de tanta alegría, tanto deseo y amor que casi lloró cuando le guió la cara hacia la suya. Se elevó bajo él, le ofreció la boca, y sus labios hinchados y predispuestos ardieron acoplándose y deslizándose junto a los suyos. Entonces lo sorprendió pasando una mano por delante de sus pantalones.
A Dantès en es emomento el tiempo se le hizo confuso, como una vorágine de sensaciones: los dedos de Mercedes acariciaban su pene caliente, sus bocas se entremezclaban, los gemidos graves y profundos de ella, y el calor sedoso de su piel desnuda.
Entonces se puso de espaldas, y vio el brillo del cielo azul recortado por la silueta de un olivo. Ella se puso encima de él, y su torso delgado y sus pechos gloriosos quedaron parcialmente cubiertos por su gran cabellera oscura. Sua labios rojos se separaron y mostraron su magnifica dentadura, a pesar de que tenía un diente ligeramente torcido, lo que aliviaba un exceso de perfección.
La ayudó a ponerse a horcajadas sobre él, y sintió que su sexo húmedo se iba ajustando a su expectante erección. Vio cómo sus ojos se entrecerraban y su sonrisa burlona se entregaba maravillada a las sensaciones de placer.
Oh, el placer.
Al principio se movía lentamente debajo de ella, cogiéndola por las caderas, sintiendo sus muslos junto a su torso. Ella elevó los brazos hasta que sus dedos tocaron las hojas de olivo más bajas. Con los pechos levantados volvió la cara hacia arriba, separó los labios y comenzó a jadear. El mundo de Dantès estaba centrado en ese lugar en el que se habían unido; pegajosos, calientes y rítmicos. Él se movía, ella se movía, y la belleza del momento se iba desenrollando lentamente, como un cabo que es arrojado con su ancla, hasta que los dos chillaron a la vez, se estremecieron dulce y cálidamente, y al final se colapsaron sobre la hierba.
"Mercedes", recordo que había susurrado mientras le apartaba el pelo de la cara, "te amo".
Ella se levantó un poco para volverlo a besar, con los senos apretados contra su pecho, y él le acarició los hombros con sus manos curtidas por el trabajo.
"Siempre te amare Edmond"
Introducción del "EL SEÑOR DE MONTECRISTO", de Colette Gale.
Nunca es lo que crees..
El sol se estaba ocultando, el cielo comenzaba a mostrar los hermosos matices rojos, una pequeña brisa comenzaba a sentirse, el hermoso verde de los suelos y arboles la prueba de que ninguna persona tocara esos lugares.
De pronto un galope de caballo se escucho en el silencio de aquel lugar, era un hermoso caballo blanco que avanzaba a paso lento pero seguro, por aquel lugar tan poco concurrido; sobre él, una hermosa chica de cabello largo azulado, de apariencia delicada, de unos veintitrés años, a simple vista se podría decir que es una dama de clase refinada, educada en los mejores lugares que puedan existir en el mundo y al parecer así era.
***
Iba montando a caballo por aquel lugar tan temido para los demás, ella odiaba el mundo en el que vivía, el que quisieran dominar cada una de las cosas que hace, juzgarla por sus gustos. Era cierto, fue criada con lo mejor de lo mejor, pero no era feliz. Buscando la felicidad decidió embarcarse en un viaje hacia lo desconocido, experimentando la emoción y ansiedad que nunca antes había tenido, fue así como llego a aquel lugar.
Las personas no se acercaban a aquel bosque, las leyendas urbanas decían que se alojaban las criaturas mas extrañas que podían existir en el mundo, que si entrabas nunca volverías y claro las más extremistas que hablaban de que cavarias tu propia tumba porque te enfrascarías en tu muerte, una muerte de la que sufrirías eternamente.
– Estupideces – fue lo que pronuncio y pensó la chica.
Su voz era suave, pero se notaba que era una persona que o se dejaría vencer por absolutamente nada, desmonto del caballo cerca de unos árboles y comenzó a armar un pequeño campamento para pasar la noche, al terminar fue a buscar algo de leña pero lo que encontró la sorprendió demasiado, en el suelo “recostado” sobre unas flores había un chico, que no aparentaba tener unos quince o dieciséis años.
Se fue acercando con cuidado, pudo notar como este tenía el cabello color negro y su ropa totalmente desgarrada, eso la asusto aun mas así que corrió donde el chico llegando a los segundos después, le acaricio el cabello y no supo el porqué comenzó a derramar lagrimas de tristeza con solo mirarlo, tenía una piel extremadamente pálida, rozo suavemente con su mano el rostro de este y noto que estaba completamente frio, al parecer estaba muriendo y eso provoco que llorara aun mas, por alguna razón tenía que evitar que el chico muriera, asi que como pudo lo arrastro hasta su campamente, encendió una fogata después de haber arropado al niño y se quedo observándolo mientras le pedía al cielo que no dejara que el muriera.
¿Por qué mis lágrimas no dejan de caer?
Hace días acepte mi destino, el inevitable destino de morir en tus manos. Sabia de ante mano que no sentirías nada por mi, pero quise arriesgarme, tratar de que sintieras algo por mi, que me consideradas como algo en tu vida y por un momento pensé que mi sueño se había hecho realidad; yo una persona que odia todo lo que le rodea, a la cual no le importa pasar por sobre los demás había logrado que me quisieras… que me consideraras parte de ti…
Y ahora me encuentro en esta situación, entre tus brazos sonriéndote como tonto y sin poder decirte nada, sin poder hacerte las millones de palabras que pasaban por mi cabeza, solo sonriéndote con una comprensiva sonrisa.
Siento como la vida se me va, como poco a poco mi respiración va disminuyendo y mis ojos cerrándose poco a poco, la última imagen de mi vida fueron tus lágrimas… las lagrimas que caían por mi… después de todo si te enamoraste de mi y nada me pudo hacer mas feliz.
Cartas de despedida jamás leídas
Los últimos meses han sido los mejores de mi vida. Ha corrompido mi corazón, y eso me ha abierto los ojos para ver al mundo desnudo, y así sentir la delicadeza, sensibilidad y fragilidad de su corazón.
Ha robado los mejores momentos de mi vida; quisiera que lo tenga presente en cada uno de sus respiros y cada palpitar de su corazón; que sea consciente que estos últimos minutos se los he dedicado a usted y no de otra persona al igual que estas palabras.
El compartirlo me ha hecho descubrir otra faceta de mi corazón, como los celos y la ira, por esto quisiera que recuerde el fatídico día de mi muerte, no como un suicido y cobardía, sino para protegerlo a usted de mis celos enfermizos.
Le dedico esto con todo mi corazón y a pesar de todo lo escrito tenga presente que lo AMO
Gokudera Hayato.
Amado Sebastian:
Duele el saber que pronto no podre estar junto a ti, duele el que mi deseo se cumpla y nuestros destinos se separen para siempre, quisiera tenerte un poco mas de tiempo y tener el valor de decirte todo lo que siento y no tener que escribir como millones de veces mis sentimientos hacia ti sin que tú los escuches.
No quiero dejarte ir, pero así debe ser: ya sabes el pacto del demonio se cumplirá en el momento en que mi venganza se cumpla...
Yo... a pesar de todo tengo miedo... Miedo de perderte, temor de perderme dentro de mi propia venganza. Te necesito a mi lado, y por muy egoísta que suene, quisiera estar a tu lado por siempre.
Irónico no ¿Crees? que ahora mi más grande deseo sea el estar a tu lado.
Quisiera ser lo suficiente para ti, pero solo soy un insignificante humano.
Por esta noche solo quiero olvidar todo, quiero descansar, no pensar y mucho menos sentir todo este dolor…