
El sol se estaba ocultando, el cielo comenzaba a mostrar los hermosos matices rojos, una pequeña brisa comenzaba a sentirse, el hermoso verde de los suelos y arboles la prueba de que ninguna persona tocara esos lugares.
De pronto un galope de caballo se escucho en el silencio de aquel lugar, era un hermoso caballo blanco que avanzaba a paso lento pero seguro, por aquel lugar tan poco concurrido; sobre él, una hermosa chica de cabello largo azulado, de apariencia delicada, de unos veintitrés años, a simple vista se podría decir que es una dama de clase refinada, educada en los mejores lugares que puedan existir en el mundo y al parecer así era.
***
Iba montando a caballo por aquel lugar tan temido para los demás, ella odiaba el mundo en el que vivía, el que quisieran dominar cada una de las cosas que hace, juzgarla por sus gustos. Era cierto, fue criada con lo mejor de lo mejor, pero no era feliz. Buscando la felicidad decidió embarcarse en un viaje hacia lo desconocido, experimentando la emoción y ansiedad que nunca antes había tenido, fue así como llego a aquel lugar.
Las personas no se acercaban a aquel bosque, las leyendas urbanas decían que se alojaban las criaturas mas extrañas que podían existir en el mundo, que si entrabas nunca volverías y claro las más extremistas que hablaban de que cavarias tu propia tumba porque te enfrascarías en tu muerte, una muerte de la que sufrirías eternamente.
– Estupideces – fue lo que pronuncio y pensó la chica.
Su voz era suave, pero se notaba que era una persona que o se dejaría vencer por absolutamente nada, desmonto del caballo cerca de unos árboles y comenzó a armar un pequeño campamento para pasar la noche, al terminar fue a buscar algo de leña pero lo que encontró la sorprendió demasiado, en el suelo “recostado” sobre unas flores había un chico, que no aparentaba tener unos quince o dieciséis años.
Se fue acercando con cuidado, pudo notar como este tenía el cabello color negro y su ropa totalmente desgarrada, eso la asusto aun mas así que corrió donde el chico llegando a los segundos después, le acaricio el cabello y no supo el porqué comenzó a derramar lagrimas de tristeza con solo mirarlo, tenía una piel extremadamente pálida, rozo suavemente con su mano el rostro de este y noto que estaba completamente frio, al parecer estaba muriendo y eso provoco que llorara aun mas, por alguna razón tenía que evitar que el chico muriera, asi que como pudo lo arrastro hasta su campamente, encendió una fogata después de haber arropado al niño y se quedo observándolo mientras le pedía al cielo que no dejara que el muriera.